El conflicto que hay entre Chile y Perú debido a la larga historia entre ambos, no es motivo para que un ciudadano peruano no pueda radicar en tierras chilenas o un chileno no radique en tierras peruanas, éste último es el caso de Lorena Giordano Tasso, quien tuvo que dejar su natal Santiago para vivir por el resto de su vida en la capital de la eterna primavera, porque como dice Lorena: después de todo, todos somos hermanos.
Lorena Giordano Tasso, de descendencia paterna italiana nació un 14 de julio de 1968 y vivió toda su infancia y adolescencia en la calle Hernando Aguirre, en la comuna de La Providencia de Santiago, capital de Chile, quien llegó a tierras incaicas debido a que el amor de su vida es peruano, motivo por el cual ella se encuentra lejos de su tierra que la vio nacer dejando en ella amigos, familiares, costumbres, etc.
Un 27 de enero de 1992, Lorena aceptó amar y respetar por el resto de su vida a Juan Carlos Burgos, trujillano de nacimiento quien radicaba en tierras chilenas por motivos de trabajos, un año después nace Bruno, el primer hijo, lo cual ocasionaba mayores gastos que cuando Lorena y Juan Carlos eran solo novios, debido a la escasees económica Juan Carlos pensó en que regresar a Trujillo no sería una mala opción, además su madre siempre estaba de acuerdo a que se regresara para así conocer a su nieto, finalmente esto se hizo realidad, Trujillo – Perú recibía en el año de 1998 a Lorena Giordano.
Lorena está segura de vivir por el resto de su vida en Trujillo, debido a la amabilidad de la gente según ella, afirma que nunca le discriminaron por su origen chileno en Perú y al mismo tiempo el gran cariño que recibe por parte de la familia de Juan Carlos. ¿El pisco es peruano o chileno?, asegura que el pisco es peruano, pero es más rico el chileno y que lastimosamente acepta que su país a veces le gusta adueñarse lo que no es suyo.
Amante de la gastronomía peruana, dejó todos los platos típicos de Chile por el ceviche, pero picante, sino no es ceviche comenta, dejó la tradición de ir todos los veranos a la ciudad de Viña del Mar en Chile, por ir a veranear a Huanchaco aquí en Trujillo, lo único que extraña de su país es a su hermana, ya que sus padres fallecieron en un accidente automovilístico y desde ese momento siempre salieron adelante juntas.
Lo que realmente odia en el Perú, es la falta de higiene, recuerda que fue testigo del encierro de su hermana en una correccional y el pago de una gran multa, todo esto solo por arrojar una envoltura de chupetín en las calles de Santiago, lo cual fue visto pon un policía y fue él quien hizo todo lo dicho, “el peruano es muy sucio, arroja todo sus desperdicio a la calle” recomienda que haya una ley, de pagar una multa por aquel que arroje basura u orina en las calles para así acabar un poco con la contaminación ambiental.
Sino es Huanchaco es Las Delicias, le gusta recibir el año nuevo en la playa, hacía lo mismo en Chile, pero lejos de la capital ya que en Santiago no hay playas, sino era Viña era La Sirena, playas que se encuentran a dos horas en el caso de Viña del Mar o a dos horas y media si se trata de La Sirena, es una tradición de que les inculcaron sus padres, ahí siempre recibían el año nuevo, una tradición que ahora ella lo hace a veces con Juan Carlos, sus hijos Bruno y Shirley o acompañados también de su suegra y cuñadas.
Cuando Juan Carlos radicaba en Chile, trabajaba en una empresa como vendedor de autos, cuando nació Bruno, la cosas se les complicaron, peor aún cuando era la hora de que su hijo tenía que entrar al colegio, por esto ellos decidieron venirse, ya instalados en Trujillo, Miguel Aljovín #280, la urbanización los Granados, Juan ya había recibido propuestas de trabajo como administrador en una tienda de artefactos en la parte céntrica de Trujillo, en la actualidad es administrador de tiendas “Efe” en el distrito de El Porvenir, lo cual ocasiona ingresos suficientes para mantener el hogar, pero no es motivo para que Lorena solo se dedique a ser ama de casa, en su casa vende cerveza, gaseosas y marcianos, debido a que su hogar está a pocos metros de una canchita de fútbol.
Para Lorena hay momentos de tristeza, pero no causados por algún peruano, nunca alguien la discriminó en sus nueve años en el Perú, siempre piensa en su hermana, hasta le ha ofrecido que se venga a Trujillo con su hijo, la última vez que tuvo un momento de tristeza fue cuando recibió una llamada por parte de su hermana, quien felizmente no le va mal allá en Chile, pero al pasarle con su sobrino quien ya tiene 20 años, causó en ella un cambio de ánimo de felicidad a tristeza, debido a que ella cuidó de Matías desde su nacimiento, él le comentó que la extraña mucho y que ya tiene a la polola en casa, esto conmovió mucho a Lorena, lo cual hizo que derramara muchas lágrimas.
Pertenece a la religión católica, por lo cual piensa que todos somos hermanos y deberíamos querernos como tal y que esas barreras de orgullo nacionalista deben terminar, pues lo hace mucho daño a la humanidad, ella es de origen italiano, pero no la aparenta debido al color de su piel, asegura que era más blanca cuando vivía en Chile, pero ahora el color trigueño se va apoderando cada días más de ella, le es difícil dejar el dejo chileno, una de sus sobrinas por parte de Juan la molesta por su deficiencia de pronunciar mal algunas palabras, pero las está corrigiendo con el paso del tiempo, pues antes era más notorio comenta.
Cuando hay enfrentamientos entre peruanos y chilenos en partidos de fútbol, ella no deja de lado el impulso nacionalista, dice que no es por que sea hincha chileno, sino porque es realista, el último enfrentamiento entre ambas escuadras confirma su hipótesis, pero a su hijo y esposo no los hace entender, cada gol chileno ella recalcaba lo que sostenía, “Chile está un poquito más avanzado que Perú en varios aspectos, uno de ellos es el fútbol”.
Cada fin de semana, siempre se reúne en la casa de su suegra con toda la demás familia de Juan para preparar el almuerzo, Lorena asegura que ella aprendió muchas cosas de doña Ester, su suegra, quien la enseño a cocinar y a preparar ceviche, lomo saltado, tallarines verdes y hasta a matar un pollo o un pato, en Santiago recuerda que una vez quiso matar un pollo de granja, pero fue inútil no pudo ni coger el cuello al animal, ella da gracias al Dios por haberla traído acá, un lindo lugar y sobre todo con personas que la quieren, por lo cual ella aprecia mucho y tal vez sea ese el motivo por lo que Lorena tiene decidido no regresar a Chile ni por motivos de trabajo, de papeles ni por nada y quedarse instalada en el Perú por el resto de su vida al lado de sus dos hijos y su querido esposo.
Asegura que la vida en Chile es más cara que acá, con lo que ganaba Juan no alcanzaba ni para los pañales de Bruno, la situación se puso más difícil cuando él tenía que ir al colegio, comenta que acá puedes llevar a tu hijo a cualquier escuela o colegio y pagar solo un gasto anual y tu hijo puede aprender muchas cosas y ser un buen profesional, allá las escuelas estatales son escasas, todos son particulares y eso es un dineral, “yo no imagino como estuviéramos económicamente Juan y yo”.
Lorena manifiesta que la educación en Perú y en Chile, en especial la historia con respecto a la guerra que hubo entre ambos países tiene que ser clara para ambos, confiesa que fue tan grande su impresión al ver que en cada libro que habla sobre el conflicto entre ambos lo cuenten diferente en cada país y que don Miguel Grau, tenga una muerte para un estudiante peruano y otra distinta para un chileno.
Un 27 de enero de 1992, Lorena aceptó amar y respetar por el resto de su vida a Juan Carlos Burgos, trujillano de nacimiento quien radicaba en tierras chilenas por motivos de trabajos, un año después nace Bruno, el primer hijo, lo cual ocasionaba mayores gastos que cuando Lorena y Juan Carlos eran solo novios, debido a la escasees económica Juan Carlos pensó en que regresar a Trujillo no sería una mala opción, además su madre siempre estaba de acuerdo a que se regresara para así conocer a su nieto, finalmente esto se hizo realidad, Trujillo – Perú recibía en el año de 1998 a Lorena Giordano.
Lorena está segura de vivir por el resto de su vida en Trujillo, debido a la amabilidad de la gente según ella, afirma que nunca le discriminaron por su origen chileno en Perú y al mismo tiempo el gran cariño que recibe por parte de la familia de Juan Carlos. ¿El pisco es peruano o chileno?, asegura que el pisco es peruano, pero es más rico el chileno y que lastimosamente acepta que su país a veces le gusta adueñarse lo que no es suyo.
Amante de la gastronomía peruana, dejó todos los platos típicos de Chile por el ceviche, pero picante, sino no es ceviche comenta, dejó la tradición de ir todos los veranos a la ciudad de Viña del Mar en Chile, por ir a veranear a Huanchaco aquí en Trujillo, lo único que extraña de su país es a su hermana, ya que sus padres fallecieron en un accidente automovilístico y desde ese momento siempre salieron adelante juntas.
Lo que realmente odia en el Perú, es la falta de higiene, recuerda que fue testigo del encierro de su hermana en una correccional y el pago de una gran multa, todo esto solo por arrojar una envoltura de chupetín en las calles de Santiago, lo cual fue visto pon un policía y fue él quien hizo todo lo dicho, “el peruano es muy sucio, arroja todo sus desperdicio a la calle” recomienda que haya una ley, de pagar una multa por aquel que arroje basura u orina en las calles para así acabar un poco con la contaminación ambiental.
Sino es Huanchaco es Las Delicias, le gusta recibir el año nuevo en la playa, hacía lo mismo en Chile, pero lejos de la capital ya que en Santiago no hay playas, sino era Viña era La Sirena, playas que se encuentran a dos horas en el caso de Viña del Mar o a dos horas y media si se trata de La Sirena, es una tradición de que les inculcaron sus padres, ahí siempre recibían el año nuevo, una tradición que ahora ella lo hace a veces con Juan Carlos, sus hijos Bruno y Shirley o acompañados también de su suegra y cuñadas.
Cuando Juan Carlos radicaba en Chile, trabajaba en una empresa como vendedor de autos, cuando nació Bruno, la cosas se les complicaron, peor aún cuando era la hora de que su hijo tenía que entrar al colegio, por esto ellos decidieron venirse, ya instalados en Trujillo, Miguel Aljovín #280, la urbanización los Granados, Juan ya había recibido propuestas de trabajo como administrador en una tienda de artefactos en la parte céntrica de Trujillo, en la actualidad es administrador de tiendas “Efe” en el distrito de El Porvenir, lo cual ocasiona ingresos suficientes para mantener el hogar, pero no es motivo para que Lorena solo se dedique a ser ama de casa, en su casa vende cerveza, gaseosas y marcianos, debido a que su hogar está a pocos metros de una canchita de fútbol.
Para Lorena hay momentos de tristeza, pero no causados por algún peruano, nunca alguien la discriminó en sus nueve años en el Perú, siempre piensa en su hermana, hasta le ha ofrecido que se venga a Trujillo con su hijo, la última vez que tuvo un momento de tristeza fue cuando recibió una llamada por parte de su hermana, quien felizmente no le va mal allá en Chile, pero al pasarle con su sobrino quien ya tiene 20 años, causó en ella un cambio de ánimo de felicidad a tristeza, debido a que ella cuidó de Matías desde su nacimiento, él le comentó que la extraña mucho y que ya tiene a la polola en casa, esto conmovió mucho a Lorena, lo cual hizo que derramara muchas lágrimas.
Pertenece a la religión católica, por lo cual piensa que todos somos hermanos y deberíamos querernos como tal y que esas barreras de orgullo nacionalista deben terminar, pues lo hace mucho daño a la humanidad, ella es de origen italiano, pero no la aparenta debido al color de su piel, asegura que era más blanca cuando vivía en Chile, pero ahora el color trigueño se va apoderando cada días más de ella, le es difícil dejar el dejo chileno, una de sus sobrinas por parte de Juan la molesta por su deficiencia de pronunciar mal algunas palabras, pero las está corrigiendo con el paso del tiempo, pues antes era más notorio comenta.
Cuando hay enfrentamientos entre peruanos y chilenos en partidos de fútbol, ella no deja de lado el impulso nacionalista, dice que no es por que sea hincha chileno, sino porque es realista, el último enfrentamiento entre ambas escuadras confirma su hipótesis, pero a su hijo y esposo no los hace entender, cada gol chileno ella recalcaba lo que sostenía, “Chile está un poquito más avanzado que Perú en varios aspectos, uno de ellos es el fútbol”.
Cada fin de semana, siempre se reúne en la casa de su suegra con toda la demás familia de Juan para preparar el almuerzo, Lorena asegura que ella aprendió muchas cosas de doña Ester, su suegra, quien la enseño a cocinar y a preparar ceviche, lomo saltado, tallarines verdes y hasta a matar un pollo o un pato, en Santiago recuerda que una vez quiso matar un pollo de granja, pero fue inútil no pudo ni coger el cuello al animal, ella da gracias al Dios por haberla traído acá, un lindo lugar y sobre todo con personas que la quieren, por lo cual ella aprecia mucho y tal vez sea ese el motivo por lo que Lorena tiene decidido no regresar a Chile ni por motivos de trabajo, de papeles ni por nada y quedarse instalada en el Perú por el resto de su vida al lado de sus dos hijos y su querido esposo.
Asegura que la vida en Chile es más cara que acá, con lo que ganaba Juan no alcanzaba ni para los pañales de Bruno, la situación se puso más difícil cuando él tenía que ir al colegio, comenta que acá puedes llevar a tu hijo a cualquier escuela o colegio y pagar solo un gasto anual y tu hijo puede aprender muchas cosas y ser un buen profesional, allá las escuelas estatales son escasas, todos son particulares y eso es un dineral, “yo no imagino como estuviéramos económicamente Juan y yo”.
Lorena manifiesta que la educación en Perú y en Chile, en especial la historia con respecto a la guerra que hubo entre ambos países tiene que ser clara para ambos, confiesa que fue tan grande su impresión al ver que en cada libro que habla sobre el conflicto entre ambos lo cuenten diferente en cada país y que don Miguel Grau, tenga una muerte para un estudiante peruano y otra distinta para un chileno.
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